viernes, 29 de octubre de 2010

pégame

me acabo de lavar las manos y la cara. estoy limpio por fuera, a primera vista. he cometido tantas faltas y soy tan malo que merezco tus golpes. pongo a tu entera disposición mis dos mejillas para que me des muchas cachetadas presidenciales. dejo frente a ti mi nariz redonda para que le asestes el mejor puñete boxístico que puedas. tu mano frágil, suave, linda y delicada la quiero sobre mi cara, de la manera que sea, ponla sobre mi cabeza con violencia. yo no me defenderé, me dejaré pegar, disfrutaré sintiendo el dolor que me inflinja cada golpe que me propines. pégame.

como eres, ¿no?

analicemos esto. ¿te gusta?

y tú ¿¿también te defiendes??

el cuerpo tendido

esta tarde no me han traído ningún cuerpo. estoy en mi cuarto y estoy esperando. no veo al encargado. se está demorando. siempre viene a las 3:30 pm, después de almorzar y sé reconocer cuando está llegando porque oigo sus pasos y el chirrido de las ruedas de la camilla en la que viene tendido el cuerpo que me toca tener. son las 4:15 pm y me parece escuchar a lo lejos que viene llegando el encargado. no me equivoco. toca la puerta, le abro, contemplo el cuerpo, le doy mi conformidad asintiendo con la cabeza. él no dice nada, solo carga el cuerpo y lo pone sobre mi cama. le doy las gracias pero él no habla, nunca me dice nada. se va. empiezo a mirar el cuerpo que me han dejado esta tarde. es un cuerpo mediano, de una mujer semi desnuda, dormida. echada boca arriba y yo sentado a su costado, la miro. siento su piel algo fría, veo los dedos de sus manos algo doblados. tiene el pelo largo y negro, la cara ovalada, la boca entreabierta y siento que me mira con los ojos cerrados. recorro con la mirada todo su cuerpo, miro sus senos, noto una leve cicatriz debajo de su ombligo, sus codos están resecos, sus rodillas algo sucias. sus pies son delgados. me gustan. me paro y me voy al extremo de la cama. me siento en el suelo para mirar todo el cuerpo extendido que reposa sobre la cama, desde los pies hasta la cabeza, para ver las formas, las curvas, todas las partes desde una visión horizontal. trato de mirar a través de los dedos de sus pies, pero solo logro mirar a plenitud las plantas de sus pies. me acerco a sus pies y los soplo levemente, no huelen a nada. quiero tocarlos con mis manos pero no puedo. de mi bolsillo saco un plumón negro para intentar hacerle unos dibujos en sus pies. logro escribir en su pie izquierdo dos letras y dos números: PW y 794. en el pie derecho no escribo nada, pero tomo el plumón y meto la punta entre el dedo meñique y el cuarto dedo. con el plumón en esa ubicación pinto todo el contorno de sus dos dedos, lentamente y con cuidado saco el plumón. me lo guardo. abro el cajón de la mesa de noche y saco unas etiquetas blancas autoadhesivas. son diez etiquetas. se las empiezo a pegar en diversas partes del cuerpo. una sobre la rodilla derecha. otra sobre el muslo, en la parte izquierda de la ingle, en la mano derecha, entre los senos, en el cuello, en el hombro izquierdo, en la mejilla izquierda, sobre la frente y en la oreja derecha. en cada etiqueta pongo un número, sin ningún orden, escribiendo aleatoriamente del uno al diez. la mujer sigue dormida.

martes, 5 de octubre de 2010

los zapatos

los zapatos que usamos dicen mucho de tí, de mi, de todos. es una cuestión de estilo, de distinción, de preferencia. me parece que unos zapatos feos pueden traer abajo el outfit de cualquier persona. no se puede uno permitir usar unos zapatos que echen a perder el look adoptado. me tocó ver ahora a una chica que estaba bien vestida, hasta que me percaté de sus zapatos y me dije "no va". simplemente, tenía puestas unas cosas espantosas en sus pies. lástima que no traía una cámara sino le tomaba fotos para que se puedan apreciar. me digo, cuando es que te los compraste, en qué circunstancia, qué demonios pasaba por tu cabeza en el momento que los escogiste. muy feos. y eso que aún hace frío y todavía no están usándose las sandalias, que tienen una importancia superlativa en el aspecto. quizás es mejor que te pongas las medias encima de los zapatos.