lunes, 28 de junio de 2010

mundializado

voy a explicarte que no he estado escribiendo porque he estado viendo. he estado viendo el mundial de fútbol de sudáfrica 2010. y no he encontrado mayor fascinación que estar pendiente de cada partido y contemplar la pantalla del televisor como un verdadero espectador fanático de este show futbolístico. sin ningún reparo, lo admito. he estado pendiente de todas las transmisiones, he llenado el álbum del mundial, he visto el 80% de los partidos y converso de fútbol con mis amigos a diario. les mando mensajes al celular comentando las incidencias durante el partido. leo las noticias de internet de los diarios de España, Inglaterra, Argentina, Brasil y hasta de Chile. Veo los programas de Fox Sports y las noticias en ESPN. en este mes he sido un feliz esclavo del fútbol y me he dejado llevar, como en casi todos los mundiales desde México 86', por esa vorágine que se vive por treinta días cada cuatro años en la que uno memoriza qué equipos conforman cada grupo, pensando en las posiciones, las estadísticas, en los posibles encuentros de octavos y cuartos de final, del candidato a ser el campeón. cuando acaba un partido, no termina el fútbol. todo sigue, porque opinas del gol, los goles, del que no fue, del que pudo ser, del que fue un golazo. criticas, cuestionas, debates y se genera la polémica eterna que siempre envolverá al fútbol. yo particularmente, durante el mundial, cada vez que termina un partido estoy ansioso esperando a que ya empiece el siguiente. vivo con la expectativa y el deseo de verlo, sumergido en el apasionamiento que, creo, sólo el fútbol puede generar en una persona. mañana se terminan los octavos de final y ya quedarán solo diez partidos más para que se termine esta fiesta maravillosa del mundial de fútbol. estoy seguro de que esta fiesta me dejara una resaca muy fuerte, casi como si una vuvuzela sonara por siempre sobre mi cabeza. y podré sobrevivir a ello. lo sé.