Ha llegado febrero y como escuché ayer es un mes tan breve que ni bien empieza ya está terminando, solo porque tiene 28 días y es un mes caluroso, se está discriminando a febrero. Es injusto, no hay razón válida para considerar o, mejor dicho, no considerar como se debe a febrero, un mes corto, escueto, diminuto, pequeño en comparación a los demás. Como si los demás meses fueran grandes islas y febrero sea un pedazo de archipiélago. El calor de febrero debe ser resaltado y bien recibido. Hace calorazo en ese mes, que es un pedazo del año, el más enano pero lo es. No podemos vivir febrero pensando en que no dura nada, en que es un mes precoz. Febrero, con tres días menos que los demás aproximadamente, tiene que servirnos para el deleite dentro de un mes soleado, corto pero divertido, chiquito pero poderoso, Febrero tiene que ser gozado y no discriminado por ser el más pequeño de la familia de meses. Juguemos carnaval que es febrero, un mes huevero.
jueves, 1 de febrero de 2018
jueves, 25 de enero de 2018
Solamente claro
Y claro que estoy claro, que entiendo lo que ha pasado y que asumo lo que venga. Porque claro, uno debe entender lo que pasa y hacer algo para que no pase así, o no vuelva a pasar. Pero si vemos que las cosas no son claras, entonces en la medida en que se pueda aclarar todo, va a ser mejor. Por eso, privilegiemos lo claro. Aprender a ser claro, a tener la claridad como consigna, a basarse en ella debería ser la clave. Y con eso, lo más importante será tener claro todo y estar dispuesto a ser claro y leal. Claro que no suele uno ser claro o, quizás, quieres ser claro y no resultas serlo, a pesar de que lo crees ser. Si uno es claro pero el resto no entiende, o no estás siendo bien claro o el resto tiene una comprensión deficiente. Espero haber sido claro con ustedes.