No lo había pensado antes. Pero no por eso me resulta impensable. Lo pienso ahora y no lo digo. Se queda en el terreno de lo pensable. Y mientras permanece allí puede mutar a algo impensable. Imagino que ya no lo pienso y decido decirlo. Pero lo que puedo decir es inimaginable. Es probable que parezca una afirmación osada y no sea agradable. Es que lo probable no siempre te lo imaginas. Entonces, vienen imágenes impensables a mi cabeza que nunca imaginé. Y sigo pensando sin que hable de lo improbable aun cuando no sea agradable.
Crítica #902: LA GATA QUE SE COLÓ EN MI SHOW
Hace 2 horas.
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