el día de hoy se acaba marzo y antes de que se acabe tengo un par de cosas que decir por acá. porque no sean locos ni pendejos, no me parece que todo el trabajo se acumule y crezca. es un abuso y yo pienso que mejor lo dejo. pero no, si en cualquier momento el trabajo me deja a mí. yo que siempre le he sido fiel y me quiere dejar, qué cosa. bueno, finalmente yo soy fiel al castigo y el trabajo es un castigo entonces trato de no sacarle la vuelta a la chamba. y si se acumula, habrá que manejar. hablando de manejar, suena el ruido de la moto y me entero que viene llegando un muchacho motorizado a toda velocidad y las niñas desde sus balcones lo admiran, gritan y lo desean, se preguntan quién es, de dónde salió y se alocan porque es diferente a sus amiguitos de siempre que sólo se mueven con un skate. pero el huevón de la moto que de huevón no tiene nada se estaciona frente al balcón de las niñas y escoge a la más niña, sí, a la más bonita, a la menor y míralo tú, tremendo pendejo, la hizo subir a la moto y luego la hizo subir al cuarto piso de un hotel y zas. ahora que veo la tele por la mañana me entero del resultado de esa aventura abusiva del moto y la chibola que al parecer no solamente se subió en la moto sino que se subió en el de la moto. yo no sé cuáles serán las consecuencias pero ya no puede hacer nada más que joderse e irse a la mierda. yo lo lamento, es una pena, ni quince años tienes y ahora empezarás a engordar como la hija de lola. por eso, mejor es que mire de frente o baje la mirada y vea como mis zapatos se desplazan por la pista, caminando hacia las avenidas para irme a trabajar y serle muy fiel a esta triste aventura rutinaria que es un castigo menor comparado con el de la niña cacherita.
Crítica #902: LA GATA QUE SE COLÓ EN MI SHOW
Hace 2 horas.
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