miércoles, 27 de diciembre de 2006

ascension

si, si, si, esto es algo que yo debería decir con mas frecuencia. si, si, si, tu escúchame no mas, siéntate y óyeme. yo voy a seguir andando así, cantando así, bailando así. sube la escalera, yo te estoy siguiendo, estoy acá abajo para salvarte de una caída casual. no tengas mayor temor que el que naturalmente aflora en uno. en una. la puerta de vidrio esta a la derecha, el pasaje, pasadizo, a la izquierda. optas. on’ tas. que tal oye. ya te veo ahí delgadita y se lo que piensas mientras te sientas y te tapas. no te me escondas más. tu sube el siguiente escalón. dile a la señora que te abra paso. mira, aquí vienen mas, tu y tu también, vengan por aquí, pasenle. no se van a cansar por subir uno que otro escalón. no no no. son poquitos, en realidad. no pasa nada. vienes acá y nos metemos a un cuarto, sobrado cabemos los cuatro. miramos por la ventana y vemos una gran cantidad de árboles. esta casa color blanco se ilumina con el sol. me siento en el borde de la cama y me quedo mirándote parada al borde de la ventana. a ti te veo parada cerca a la puerta, mirando el gran cuadro que esta ahí a tu izquierda. y tú, te echas y luego te incorporas para verte en el espejo. sonríes, no lo puedes creer. prende el ventilador que hace calor aquí. suenan unas guitarras a lo lejos. desde la ventana, desde la puerta y desde la cama están riéndose, mientras se ven y buscan algo. yo casi no estoy. melodía apacible, algo monótona, el color blanco, el sol, los árboles. ellas aquí, yo no sé donde. me paro y me acerco a tu ventana, toco las cortinas, te toco el pelo, me retiro. doy vuelta, físicamente, y realizo un giro mental también. ahora voy hacia la puerta, bajo el dintel apoyada en el marco te miro. atravesé el reflejo del espejo y tu desde la cama me lo reclamas. silencio, no hagas ruido que interrumpes al guitarrista. descalzos sobre esta alfombra azul, caminamos y recorremos este cuarto. levantemos la cabeza y busquemos en el techo, blanco también, todo eso que no encontramos alrededor. ya hemos visto las cuatro paredes y nada de lo que nos dijeron está en su sitio. qué va, todo lo contrario. nada hay. la música se está acelerando. creo que nuestras mentes también. al menos la mía. las suyas no lo sé, pero en sus ojos veo esa inquietud, esa ausencia de calma provocada por los sonidos.

ahora nos echamos en la cama todos. la música se detuvo. los sonidos inquietantes los generamos ahora nosotros. eso es. si, si, si.

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