cierro los ojos y te veo mal, abro los ojos y no te veo. y si tú abres la boca y me dices cosas feas, yo cierro la boca y te insulto. porque las cosas son así y no siempre lo son también. yo doy todo lo que tengo y soy algo de lo que todos esperan. pero no basta, nunca basta. si digo, por qué digo, si siento, por qué siento, si pienso, por qué piensas así. y claro, debo amoldarme entonces. se supone. yo reclamo y critico, me calmo y discrepo. además, como le sucede a varios de mi entorno, reniego y me río. quizás con la misma intensidad y quizás eso está mal. por eso, podrían pensar que estoy loco o que simplemente no quiero hacerle caso a nadie y prefiero no luchar contra mí mismo. pero claro, esto es una reflexión de momento y puede no ser certera. ¿quién tiene la certeza y me la presta por cinco minutos?. en el fondo, sé que no la tengo, pues tenerla implicaría un severo malestar y un crudo aburrimiento. por lo pronto, me dedico soberanamente a hacer estiramientos sobre el parquet de mi cuarto, sudo luego de ello, me baño y me acuesto. y lamentablemente, luego de todo esto, no me quedan fuerzas para mantener los ojos abiertos y ver televisión. por eso, cierro los ojos y te veo mal. si abro los ojos ya no te veo más.
Crítica #902: LA GATA QUE SE COLÓ EN MI SHOW
Hace 2 horas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario