lunes, 14 de noviembre de 2005

sabado en la noche


Sabado en la noche -La gente estupida sobra
Sabado en la noche -Quien pesca una chiquilla?
Sabado en la noche -Nadando en alcohol y tabaco
Sabado en la noche -Alegria de vivir, ellos dicen.

Brigada de Negro (Sabado en la noche)- Los Prisioneros


Es sábado en la noche. Se supone que debería estar en una fiesta. Se supone. Debería estar sentado en una mesa con unas cervezas, humo de cigarro, ruido de música y gente alrededor. Se supone. Se supone que eso es diversión. Quizás conversar con amigos o amigas que me acompañen en ese lugar, o de repente conociendo a alguna chica nueva, preguntándole cosas, hablando de nada y de todo. Se supone. Se supone que en un lugar así podría estar pasándola muy bien, quizás después de tomar más de cinco cervezas ya debería estar bailando con alguna chica, “toneando”, pero no. Se supone que eso debo hacer un sábado en la noche. O no se supone. De repente, se puede suponer también que por ser sábado en la noche debo estar en algún cine viendo una película, o en un restaurante comiendo o de repente en un café conversando con alguna persona, por ahí hasta tomándome un heladito, debería ser así, dicen todos. Pasarla bien, divertirse, salir en el fin de semana, porque es una obligación, porque uno debe hacerlo así. O sea, como una regla general, como la de levantarse por las mañanas, o acostarse por las noches, uno también debe salir un sábado por la noche, o se supone que así sea. Pero yo no he salido esta noche, estoy en mi casa pues, y se supone que por estar en mi casa un sábado por la noche, algo debe estar mal en mi, o de repente no hago lo que debo. No creo, no es correcto afirmar eso. Pienso, ahora que escribo, que no hay que salir para divertirse. Hay que salir porque uno llega al lunes y las personas que uno encuentra o con las que conversa preguntan qué tal el fin de semana, qué hiciste. Y uno no puede ser tan tonto de decir, no hice nada, estuve en mi casa, tranquilo. Uno tiene que haberla pasado bien, lo cual implica haberse amanecido de sábado para domingo, tener resaca el domingo, por haber bebido en extremo, haber bailado hasta el cansancio y haber comido a deshoras. Es decir, para que un fin de semana sea bueno, uno tiene que haberse maltratado el organismo. O tiene que pasar el domingo cual costal echado en la cama. Se supone. Esa es la faena que uno tiene que cumplir un fin de semana.

Suena el teléfono. Son las 11:30 de la noche. “¿Aló?. Ya mostro, nos vemos ahí. Salgo al toque. Chau”. Estoy con flojera, pero igual salgo de mi casa. Me ha llamado mi pata Cezu. Bueno, se llama César Zúñiga pero desde el cole todos le decimos Cezu, porque así lo bautizaron. Me ha dicho para ir a Barranco a tomar unas chelas. No tengo plata. Se supone que no debería salir misio, pero Cezu pone.

05 marzo 2005.

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