miércoles, 9 de mayo de 2012

dialogo vago

es así, como te lo dije anoche en la conversación que tuvimos vía telefónica en dialecto neozelandés: no puedo contarte ninguna historia. y cuando leo, en muy esporádicas veces, no retengo mucho de lo que me cuenta el autor. es decir, que no tengo ese bagaje, esa experiencia lectora (o literaria) que me permita conversar más contigo sin que exista un desequilibrio. no he leído ni siquiera el uno por ciento de lo que tú has leído y esa desventaja se hace más evidente mientras más conversamos. así sea en neozelandés, en persa antiguo o en un rebuscado dialecto del áfrica septentrional. no voy a llevar la conversación hacia los temas que yo manejo porque entiendo que tú querrás hacer lo mismo y conducir nuestra plática hacia las materias que dominas tú con indudable prestancia. por eso, creo que debemos entablar un diálogo vago y desarrollar una charla que no implique ningún esfuerzo de ambas partes, una conversación desidiosa que no nos lleve hacia ningún lugar común ni tampoco hacia una conclusión forzada. digámonos nada y pensemos en blanco, abramos la boca y dejemos salir las palabras sin orden ni concordancia. a ver qué sale. a fin de cuentas, no creo que ninguno de los quinientos libros que leíste te servirán para asumir esta tarea con eficiencia.


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