y suena el teléfono y me comunican al anexo, pero digo que estoy ocupado es decir no estoy con ganas de responder ni atender ni hablar ni decir lo que sé al respecto porque no sé nada acerca de lo que me vayas a preguntar, sea lo que sea. y suena el rpm, me alcanzan el celular porque es una llamada para mí pero yo contesto y digo que no estoy y que la voz que están oyendo por el auricular no es la mía sino es la de mi alma, es un fantasma que vive dentro de mí y que se quedó con mi cargo en el puesto de trabajo porque yo me he salido. me he puesto de pie y he ignorado todas las llamadas recibidas, dejando de lado por completo las tareas encomendadas. me pongo de pie y me salgo por la puerta principal, ante la mirada de los vigilantes que pretenden preguntarme a donde voy sin autorización pero no lo hacen porque yo camino rápido y al empezar a caminar por la vereda volteo el cuello y veo que uno de los vigilantes está anotando algo en su cuaderno. quizás está escribiendo allí mi nombre y la hora exacta en la que he salido, para luego informar de este hecho a sus superiores. pero la verdad no me interesa, lo que hago ahora es caminar y seguir pisando la vereda sin parar, incluso ante el cambio de luz de los semáforos decido no parar y camino con la determinación increíble de quien camina sin rumbo y solo por el hecho de caminar. desviarse por las diferentes calles de la ciudad, mirar a la gente apurada, atareada y preocupada rondando por todas partes y burlarme con ganas. reírme de todos y ser feliz sin hacer lo debido y lo que corresponde. espero la sanción, ya viene la amonestación, pero eso a mí no me hace nada. espero nomas que los pies no me duelan y poder seguir caminando, luego detenerme, luego saltar, luego bailar y luego ponerme en cuclillas y mirar hacia adelante para que me tomen una foto como seleccionado de fútbol.
Crítica #902: LA GATA QUE SE COLÓ EN MI SHOW
Hace 3 horas.
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