Son tres, para empezar debo decir que son tres.
En este universo particular vamos por tres.
No hay ningún pretexto para aumentar el número.
Tres.
Como si viera mi mano y solo pueda contar el meñique, el anular y el medio.
Pero no son dedos.
Y sí son tres.
Cómo abrir los ojos y mirar a tres.
Miraré a dos, un ojo para cada uno y un tercero será no visto pues un ojo más me falta.
Tres en el mundo de cinco.
Tres diferencias, tres diferentes.
Puede ser un tres, dos tres y tres tres.
Un tres que va y viene, otro tres que viene y va.
Y el tercer tres que viene, va y viene.
O quizás es el tres que va va va.
No lo sé.
Sólo se que son tres.
Tres como el número protagónico de la cuenta.
Acaso no dicen: “A la cuenta de tres”.
Tres paga la cuenta, o tres tiene cuenta.
A la una, a las dos y a las tres.
Están tres. Son tres. Vamos tres. Veo dos y tres no veo.
Tres, como un sonido. Como tras o como tris.
Tres se divide en tres unos o unas.
Unas tres, está bien entonces.
Una y dos que veo bien, una con el derecho y dos con el izquierdo.
Pero tres, no veo, miro y no veo tres, entonces espérame tres.
Lo que me falta es tres.
Crítica #902: LA GATA QUE SE COLÓ EN MI SHOW
Hace 3 horas.
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