lunes, 10 de noviembre de 2008

blac-a-ban-don

los muchachos negros están ahí están debajo de la cama, los he dejado pegados en el suelo. y aunque sé que sufrirán un poco, se van a acostumbrar. han conocido muchos lugares, hermosos y horrorosos. bailaron bastante. no me han preguntado por qué he salido sin ellos esta mañana, cuando justamente sabían que les tocaba, luego de un reparador descanso de fin de semana, pasear por las calles sucias y rotas de Lima. y en su mirada he visto el desconcierto y la incredulidad. me imagino que no se la esperaban. pero si un lunes les toca quedarse pegados, inmóviles, debajo de la cama, besando el suelo, echados sin taparse, expuestos al frío y al polvo, deben agradecer la oportunidad tal y como la agradecen los artistas invitados que salen en la tele y siempre agradecen la oportunidad. yo tampoco les quise decir nada con anticipación, porque los muchachos jamás comprenderían. además, iban a argumentar en su favor y me iban a solicitar una explicación. no les puedo explicar, los muchachos deberán soportar este repentino abandono en silencio, masticando su bronca. en compensación, les estoy dejando una vista hermosa de los palos de madera negra que soportan el colchón del cisne. sólo espero que no hagan mucha bulla allí abajo, cuando me toque dormir. les pasaré un plato con una bebida caliente especial para ellos. para que vean que soy considerado, los he desatado y los he puesto mirándose cara a cara. los muchachos negros apretados, doblados, sonrientes con ironía y callados porque es mejor así, hasta que los saquen a escobazos y tengan que marcharse.

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