el señor que limpia las ventanas en este edificio luce concentrado. lo veo hacer su trabajo tranquilo. lleva el uniforme azul de todos los días, de su pecho cuelga el fotocheck de la empresa para la que trabaja y muestra su habitual cara de resignación. sacude el trapo cada cinco minutos y limpia las ventanas con esmero, mira a través de ellas para constatar que estén transparentes, para que no quede nada sucio. por ratos se detiene a mirar hacia afuera, saca la cabeza por la ventana y luego continúa frotando su mano por toda la superficie del vidrio. limpia también los marcos de las ventanas y en este momento se acaba de dar cuenta de que lo estoy contemplando. se queda mirándome, con unos ojos firmes, entre perplejo y amenazante, como queriendo preguntarme por qué diablos lo miro. yo no me intimido y sigo mirando.
Crítica #902: LA GATA QUE SE COLÓ EN MI SHOW
Hace 3 horas.
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