una flaca se balanceaba sobre la puerta de vidrio cómo me decía las cosas que me miraba con rostro indefinible y yo me preguntaba tienes derecho o tengo que oirte. no es mi culpa, me toca hacer más cosas que no te gustan porque desplazaron tu prioritaria exigencia pero yo me digo ahí estás de nuevo para preguntarme más cosas y no quiero saber nada de eso, pues es evidente que ya no sé ni supe nunca al respecto nada ni algo. entonces siento la necesidad de decir que no tengo nada que decir al respecto, que mi cabeza no contiene la idea o la propuesta que ansía una flaca balanceadora...
ahora te vas maldita esperpéntica cochinasa, quiero que bailes lambada con la pared y te apaguen la luz y el equipo de música, pero a mi no me saques a bailar, porque yo bailo con mi chica y no contigo feotona.... qué te has creído tu pisochet.
no te odio, quiero que te vayas a la esquina y cruces la pista en verde no más y no me sigas preguntando tantas huevadas cósmicas que no sé, no las aprendí, lo siento si te afecta mi desconocimiento, pero ya quisieras tú conocer las cosas que yo sé, lo que he visto y nada, solo te he visto una vez y te veo que te vistes de colores oscuros, así nadie te va a ver cuando bailes lambada así toda cojuda...
Crítica #902: LA GATA QUE SE COLÓ EN MI SHOW
Hace 6 horas.
3 comentarios:
Asuuuuuu, que miedo.
Nos leemos.
eso es ser picón
Le dieron en su orgullo varon
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