miércoles, 9 de septiembre de 2009

descansiesta

he leido tanto respecto a los efectos beneficiosos de la siesta y ante la imposibilidad de tomarla dentro de mi edificio laborístico me he visto en la obligación de buscar donde echarme para reposar mi hermoso cuerpo. no hay sitios adecuados para eso, lamentablemente, así que he empezado a invadir los parques de la ciudad y acostarme en las bancas, que aunque incómodas, me permiten adoptar una posición horizontal para descansar unos breves minutos. quisiera poder hacer como los obreros y albañiles que tranquilamente se echan en los jardines o montículos de arena sin ninguna preocupación de ensuciarse porque sus ropas siempre están más sucias que el piso.

el día de ayer, recostado en una banca, trataba de acomodarme y reducir la incomodidad de las maderas que me soportaban echado, el sol me daba en la cara pero pude ubicarme de tal forma que las ramas de unos árboles me hacían sombra. acomodé las piernas como pude y cerre los ojos para soñar. dormí cerca de media hora y a pesar de una ligera molestia en la espalda, sentí que había descansado. y fue solo media hora de siesta porque un jardinero del parque me pasó la voz, para preguntarme si yo era propietario de un auto mal estacionado al costado del parque. yo medio dormido aún le respondí que no y él se disculpó por haberme despertado e interrumpido mi dulces sueños. luego de un par de minutos quise buscar al jardinero y decirle huevón, tú crees que si el auto fuera mío estaría echado en una banca del parque, estaría durmiendo adentro del vehículo, recostado en el asiento. pero ya no lo hice y me paré, me estiré y regresé a laborar.

No hay comentarios.: