eso es. yo me metí al ascensor sabiendo que subiría hasta el piso quince. pero prolongué voluntariamente mi estancia allí y pude contar tres horas y media dentro del ascensor. mucho, al parecer. pero yo estaba bien. apretaba los botones de cada piso y subía, bajaba, me detenía. a veces sin que yo aprete ningún botón, el ascensor se movía entre los pisos y algunas personas entraban a visitarme. les decía "hola" y luego cerraba los ojos. por momentos, sabía que me miraban, intrigados, curiosos, con ganas de saber qué rayos hacía metido en el ascensor sin bajar en ningún piso. me di cuenta de que alguna persona me vio más de una vez metido en el ascensor y no supo si reirse o preocuparse. yo permanecía parado, recostado a una de las paredes, en la que estaba el espejo. cuando me cansaba, pues me dejaba caer hasta quedarme sentado en el piso. qué bien se sentía estar ahi, sin hacer nada más que observar, experimentar la sensación de subir y bajar durante un buen rato y obviamente, mirar a la gente que solo estaban de paso, muy apurados, mirando a los lados, esperando llegar al piso seleccionado. luego de dos horas de estar ahi, de pronto me di cuenta de que alguien apagó la luz y desconectó el ascensor. luego escuché que me hablaban por un parlante, diciendo que era un agente de seguridad del edificio y que debía salir del ascensor o me iban a sacar por la fuerza. no respondí, me quedé callado y algo triste, porque me iban a privar de seguir divirtiéndome en esta actividad de ascensos y descensos. finalmente ocurrió, tuve que salir del ascensor, me despedí con lágrimas en los ojos y sin saber muy bien qué hacer. el agente de seguridad, habiendo cumplido su misión de sacarme del ascensor, se marchó. yo me quedé deambulando por los pasillos del edificio, hasta que abrí la puerta de las escaleras, subi dos escalones y me senté en el tercero. menos gente pasa por aquí, noté.
Crítica #902: LA GATA QUE SE COLÓ EN MI SHOW
Hace 3 horas.
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