todos tenemos definitivamente momentos para uno mismo, momentos en los que uno está solo, completamente solo, o cree estarlo. instantes sublimes en los que uno llega a su casa, luego se mete a su cuarto y se "pone cómodo". y ponerse cómodo significa, entre otras cosas, despojarse de la ropa con la que uno pasó el día, desvestirse y notar en las prendas el trajín del día. primero, sacarse los zapatos, lo que supone una liberación para los pies, sacarse las medias y aventarlas lejos, no sin antes, quién lo impide, estás solo y crees que nadie te ve, olerlas ligeramente porque es tu media, o no?. ya con los pies descalzos puedes sobarte la planta o jugar con tus dedos, quizás separarlos porque se quieren mucho y se "apegan" a veces de más. otra vez, tienes la opción de oler. luego de ese ritual apoyas tu pie en el suelo, puedes sentir que tienes los pies sobre la tierra, luego ya con más calma, sale el polo, sale el pantalón, que suenan porque salen con tu energía acumulada de toda la jornada. y claro, antes de irte a la ducha para el baño de rigor, mandas a volar al calzoncillo que probablemente se quede pegado en la pared. esos son momentos íntimos, claro que puede suceder que por alguna casualidad de la vida o una muy bien llevada mala costumbre no te bañes y te quedes en la cama, mirando al techo, tirándote unos pedos (recuerda, estás solo), aspiras su olor, lo comparas y luego, ya para dormirte te quedas con esa ropa interior sudada hasta el día siguiente. no lo recomiendo, por experiencia. se pega.
Crítica #902: LA GATA QUE SE COLÓ EN MI SHOW
Hace 3 horas.
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