acaso acoso

saliendo de la clase corrí de inmediato hacia la pista, la crucé sin mirar y me paré al lado de la puerta del auto negro. cuando vino, se sorprendió de verme ahí parado y me preguntó qué hacía. le dije que me permitiera subir a su auto para pasear y como se negó yo me subí a la fuerza y le obligué a que me paseara. su auto negro es muy moderno y tiene lunas polarizadas.ya en plena carretera íbamos hacia el sur, prendí la radio y me puse a cantar una canción en inglés. mientras manejaba, ella no entendía nada.como si estuviera cegada por la furia, aceleró el auto hasta chocar contra una casa. el auto se destruyó pero nosotros no. bajamos y vimos que en la casa no había nadie ni nada. sólo una mesa marrón de madera y dos sillas. nos sentamos y procedimos a comernos la cena que estaba perfectamente servida en unos platos de porcelana blanca al lado de los tenedores de plata que normalmente no se acostumbran colocar en mesas de madera tan sencilla. la comida estuvo deliciosa y ella también. pero me sentía triste por el auto negro, que se hizo mierda. no tenía idea de cómo íbamos a regresar a la ciudad. en realidad, me importaba cómo regresaría yo. ella no volvería a la ciudad, ni volvería a verme. tampoco ella quisiera volver ni venir. sin el auto negro, ya tenía suficiente castigo y dolor. me fui entonces mientras ella se quedó lavando los platos con el agua depositada en un balde de plástico celeste. los enjuagó muy bien y yo le dije si es que podía tomarle unas fotos en pleno lavado y ella no me respondió afirmativamente, o sea no me dijo verbalmente pero su mirada fue fea, disgustada y así salió en la foto que le tomé sin flash. en eso, los truenos empezaron a azotar, la lluvia empezó a caer y frente a ella yo me puse a bailar. cuando ya amaneció y se hizo el día, estaba contento y ella estaba ausente. me sobé los ojos y se me salieron. fui a la baño, los enjuagué con agua y jabón, los sequé con la toalla y se quedaron mirando el water. estaba sucio, pero no lo limpié. pof.