Pe es un muchacho que padece de incomunicación. Pe es inubicable por estos días. ¿Dónde estás Pe?. Te he llamado Pe y no me contestas. No sé si has malogrado tu teléfono adrede, o qué está ocurriendo en realidad Pe. Dímelo Pe. Antes hasta podía chatear contigo, pero ahora ni siquiera eso Pe. Haz el intento de contactarte de alguna manera conmigo. ¿Ya Pe?. Ya Pe.
Pe es víctima de esa incomunicación desde hace diez días. Y va a intentar salvarse de ella de la manera más eficaz. Yo voy a ayudarte Pe. Ponte en mis manos, lograremos juntos que te salves Pe.
Cuando Pe no había sido aún atacado por la incomunicación hacía su vida con normalidad. En su trabajo, en su casa, en la calle, todos mantenían una permanente comunicación con Pe. La secre en la oficina le decía: “Tienes una llamada, contesta Pe”. En su casa, cuando se daba tiempo para ir a almorzar, la mama de Pe le servía el plato y le decía: “Tu comida está lista hijito, ven a comer Pe”. En la calle, el vigilante de la cuadra o sino algunos vecinos y amigos, lo saludaban educadamente: “Buenos días Pe”, “Habla Pe”, “Cómo estás Pe”, “Oe Pe, este conche”. El fin de semana, le pasaban la voz en la noche, para salir a tomar y bailar. “Unas chelas Pe”. Y Pe muy alegre se iba a tonear con sus amigos.
Pe se había enamorado hace poco de una chica de su trabajo. Pero ella no le daba mucha bola. La esperaba a la salida o le decía para ir a tomar un café, un helado o para comer, pero la chica le decía: “No Pe”. Entonces, la ansiedad y la angustia invadían a Pe, porque lo choteaban. “Vamos al cine, vamos al teatro, te invito a comer”, insistía. Pero nada, la respuesta era la misma: “No Pe”, “no puedo Pe”, “no la hago Pe”, “otro día Pe”. En la oficina ya le habían dicho que dejara de insistir con esa chica, que se de por vencido: “Ya fue Pe”, “No quiere contigo Pe”. Al escuchar todo eso, se ponía triste Pe.
Ahora te busco Pe. Supongo que me llamarás o vendrás a buscarme. Yo he agotado todas las vías posibles para comunicarme contigo Pe. La incomunicación que padeces es seria. No hablamos, no chateamos, no nos vemos.
Quizás no confías Pe. Se te acabo la esperanza. Mira Pe, que te choteara esa chica no era para tanto. Te busco para conversar Pe. Para reírnos Pe, como siempre. También te quiero encontrar para recordarte la deuda que tienes conmigo. Págame Pe. Es importante que lo hagas, mas no necesario aún. Somos amigos Pe. Nos conocemos hace mucho tiempo. Sé cómo eres Pe y cómo reaccionas ante situaciones límite como la actual. Aunque no hayamos hablado aun, yo sé que tú Pe, te salvarás de la incomunicación y me dirás toda la verdad, hablarás, te reirás y supongo que me pagarás.
Nos vemos Pe.
Crítica #902: LA GATA QUE SE COLÓ EN MI SHOW
Hace 3 horas.
1 comentario:
y peeeeeeeeeeeee on
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