miércoles, 7 de noviembre de 2007

estela & ray

Pero si la han visto bailar sin cesar con sus sandalias blancas. ¿Acaso no la han visto?. Bueno, al menos Ray la vió. Y en esa fiesta él siempre estuvo observando el movimiento cimbreante de las chicas que bailan entre ellas y se rien estruendosamente. Y mientras apreciaba esos pies revoloteando sobre el piso, mientras subía la mirada para observar sus contorneadas piernas negras, se topaba con el vestido morado. Ella se sacudía sin parar, moviéndose al ritmo de la música y Ray bailaba moviendo sus rodillas torpemente para los lados, con una botella de cerveza en una mano y con un vaso medio lleno en la otra. La vio siempre, bailando y emitiendo unas carcajadas bastante sonoras. Estela era una chica negra muy alegre y divertida de unos 22 años aproximadamente. Ray tenía menos, alcanzaba con las justas los 20 años. Era un muchacho blanco, flaco y de mediana estatura. Sus amigos lo jodían porque se iba a las fiestas solo para mirar a Estela. Nunca jamás la iba a sacar a bailar. Llegaba antes que ella siempre, se ubicaba en una mesa para dos personas y esperaba que Estela apareciera por la puerta, siempre con una prenda blanca, que evidentemente la distinguía del resto. Estela ya se había dado cuenta de que Ray siempre la observaba y andaba pendiente de ella durante la fiesta. Sus amigas también. Y Ray también, pero no hacía absolutamente nada por acercarse o conocerla. No tenía la intención de modificar sus planes. Sabía de su presencia, se movía al ritmo de la música, contemplaba a Estela, se emborrachaba y se iba. Un día, Pedro, su mejor amigo le dijo: "deja de alucinar a la negra" y que si quería conocerla, "pues existe la palabra 'hola' en tu vocabulario, imbécil". Pero Ray estaba bien así. Con Estela tenía una fijación obsesiva.

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