cuando el niño llora porque su mamá se va o porque no le dio de comer, tiene razón. el niño se siente solo y desamparado. el niño quiere ser feliz con su mamá. una vez que el niño crece pues ya no llora tanto y ya no se siente solo sin su mamá, ni hace berrinches o pataletas porque ella se va. el niño no ha comido y tiene hambre, tiene el estómago vacío, siente que hay un hueco adentro. sabe que debe llenarlo para satisfacer esa necesidad de comer. ahora el niño llora porque a pesar de comer y de que su mamá está a su lado, siente que hay ausencias que lo ponen triste, que lo dejan mal. el niño ya sabe que no le basta con comer y con su mamá. porque no lo tiene todo a su lado. le hace falta lo más importante y piensa en ello todos los días para poder sentirse contento cada vez más. el niño, de pronto ha empezado a entender todo. ya no hace pataletas ni se pone a chillar. por el contrario, el niño se queda en un profundo silencio, no deja de abrir los ojos en su totalidad, creyendo que al abrir sus ojos lo más que pueda, podrá ver lo que no se puede ver porque no está. es terco porque ahorita su vista no alcanza para contemplar hasta tan lejos, hasta el cielo y más allá. cuando el niño es cargado por su mamá y reposa la cabeza en su hombro, tiene la mirada perdida hacia un lado y quiere levantar un poco la cabeza para ver hasta el final. felizmente el niño parpadea y tiene sueño, un sueño normal. entonces cierra los ojos y descansa, esperando al nuevo día. quiere sentir que el paso del tiempo no permite llantos y que cuando el reloj marca la hora avanzada, ya no es hora de llorar. la mamá del niño está aquí y los gritos, el llanto, la pena y el dolor son atenuados por su presencia. pero falta algo. y el niño, igual, quiere llorar.
Crítica #902: LA GATA QUE SE COLÓ EN MI SHOW
Hace 2 horas.
1 comentario:
ahora hay una teta! como la de la pela!
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