ahora ramón lo entiende todo. bueno, no todo. si abre un libro de física cuántica, él no entiende nada. pero si la ve llorando, pues sí entiende. si se queja de algún dolor en el cuerpo, ramón lo soporta casi igual que ella. hasta podría hacerlo en vez de que ella lo aguante. y prefiere no enfrentarla ni decirle cojuda de mierda. porque quizás ella tuvo razón y lo hizo conscientemente. salvó a ramón, lo puso en un lugar seguro. se lo llevó al refugio subterráneo en el que habitan juntos. qué dolor, qué placer. qué ambas sensaciones. el refugio subterráneo no era el lugar propicio para sentarse a reflexionar y eso a ramón le llegaba profundamente al pincho. ahora ramón quiere cruzar los ojos, cruzar la pista y caminar hacia la pared. después de eso, regresar por la misma senda. y la reflexión que ahora le provoca a ramón es cómo librarla a ella de sus dolores y llantos. lo piensa, pero ahora lo que quiere es dejarse crecer un poco las uñas de las manos para poder raspar las paredes barrosas del refugio y abrir un forado a través del cual pueda sacar la cabeza y mirar al elefante que camina alrededor de ellos. ella le ha enseñado a sobrevivir así, como si se tratara de un neandertal. los dolores en el cuerpo siguen haciéndola padecer y ramón le reclama por sus lamentos. no quiere saber nada, sólo entender. y ha empezado a entender las cosas. pero qué cosas, nadie sabe. agradece que ella lo haya elegido para permanecer en el refugio desde ahora, pero ramón ha cruzado los ojos y ve todo distorsionado. después de unos segundos de profunda concentración logra enderezar los ojos y conseguir una mirada. la ve a ella bien, se ha cortado el pelo, pero él tiene las uñas largas y no quiere acariciarla. finalmente, ramón le dirá un buen "carajo" y se echará sobre la cama y querrá dormirse para soñar con árboles y lunas llenas. entonces ramón se podrá despertar para siempre.
Crítica #902: LA GATA QUE SE COLÓ EN MI SHOW
Hace 3 horas.
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